Como alguien que no es venezolano, pero que ha seguido de cerca la crisis en ese país, me sorprende cómo Nicolás Maduro se presenta al mundo con palabras llenas de promesas y principios que, al mirar la realidad, parecen vacías. Desde fuera, uno puede comparar sus declaraciones con los hechos, y lo que se encuentra es una gran contradicción. Quiero compartir cuatro frases de Maduro que reflejan su hipocresía, basándome en datos y hechos históricos.
1. "La revolución es para los pobres y los humildes"
En 2017, Maduro declaró en una transmisión nacional que su gobierno está dedicado a proteger a los más vulnerables, a quienes llamó “el pueblo humilde”.
Lo que muestra la realidad:
Aumento de la pobreza: Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), en 2019 más del 90% de los venezolanos vivían en pobreza, una cifra alarmante que refleja el colapso económico del país. La hiperinflación llegó a niveles inimaginables, alcanzando un millón por ciento en 2018 según el Fondo Monetario Internacional. Esto destruyó los ahorros y los ingresos de millones.
Lujo para los cercanos al poder: Mientras la mayoría del país luchaba por conseguir alimentos básicos, surgieron denuncias de lujos disfrutados por los hijos de funcionarios chavistas. En redes sociales, circulaban imágenes de fiestas extravagantes y viajes al extranjero, dejando claro quiénes realmente se benefician de esta “revolución”.
2. "Respetamos la democracia y la soberanía"
Esta frase la he escuchado repetidas veces en discursos de Maduro, especialmente cuando rechaza críticas internacionales. Según él, su gobierno defiende los principios democráticos y la independencia de Venezuela.
¿Dónde está la democracia?
Elecciones cuestionadas: Las elecciones presidenciales de 2018 fueron consideradas fraudulentas por múltiples organismos internacionales, incluyendo la Organización de Estados Americanos (OEA). La mayoría de los candidatos opositores fueron inhabilitados o forzados al exilio.
Dependencia extranjera: Aunque Maduro habla de “soberanía”, su gobierno depende de aliados como Rusia y Cuba. Informes internacionales sugieren que asesores cubanos tienen influencia directa en las fuerzas de seguridad venezolanas, y Rusia ha sido clave en el apoyo militar y económico al régimen.
3. "Los trabajadores son lo primero"
En discursos dirigidos a sindicatos y en cadenas nacionales, Maduro ha insistido en que su gobierno prioriza a los trabajadores y defiende sus derechos.
Los hechos desmienten sus palabras:
Crisis laboral: Según datos del Banco Central de Venezuela, en 2018 el salario mínimo era de menos de dos dólares mensuales. Profesionales como médicos, maestros y trabajadores públicos abandonaron el país en masa, buscando mejores condiciones en el extranjero.
Protestas reprimidas: A pesar de sus declaraciones, cuando los trabajadores protestan, enfrentan represión. En 2019, trabajadores petroleros exigieron mejores condiciones laborales en PDVSA, pero muchos fueron arrestados o intimidados por las fuerzas de seguridad.
4. "Venezuela es tierra de paz y justicia"
Maduro a menudo describe a Venezuela como un país pacífico y justo, asegurando que su gobierno trabaja por el bienestar de todos.
Una tierra de injusticia y violencia:
Violaciones de derechos humanos: Un informe de la ONU en 2020 documentó casos de tortura, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias. Estas prácticas parecen ser parte de un sistema diseñado para silenciar a la oposición y mantener el control del poder.
Crisis de seguridad: Según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Venezuela se encuentra entre los países más peligrosos del mundo. En 2018, registró una tasa de homicidios de 81 por cada 100,000 habitantes, una de las más altas del planeta.
Reflexión desde fuera
Como alguien que observa desde otro país, me duele ver cómo las palabras de Nicolás Maduro contrastan con la realidad que enfrentan los venezolanos. Habla de proteger a los pobres, pero la pobreza se ha disparado; promete democracia, pero gobierna con represión y elecciones manipuladas; dice que defiende a los trabajadores, pero las condiciones laborales son insostenibles; y llama a su país una tierra de paz, cuando los informes de violencia e injusticia cuentan otra historia.
La hipocresía en sus palabras no solo afecta a Venezuela, sino que también es una advertencia para otros países. Nos recuerda la importancia de mirar más allá de los discursos y evaluar a los líderes por sus acciones, no por lo que dicen.
Espero que algún día los venezolanos puedan vivir en un país que realmente refleje los ideales que Maduro dice representar, pero que, hasta ahora, no ha cumplido.