Thursday, November 7, 2024

Reflexión: Gálatas 3:23 y Su Doctrina en Nuestra Vida




Versículo Clave: Gálatas 3:23
"Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada."

Como creyente, al reflexionar en Gálatas 3:23, siento una profunda invitación a pensar en la relación entre la ley y la fe en Cristo. En este versículo, el apóstol Pablo nos recuerda que antes de que Jesús viniera al mundo, la humanidad vivía bajo la ley, una especie de “tutor” que guiaba y protegía hasta que la fe en Cristo fuera plenamente revelada. Esto significa que la ley era una preparación para que, cuando llegara la plenitud del Evangelio, la gente estuviera lista para abrazarla con un corazón sincero y una fe profunda.

Esta idea es especialmente significativa en la doctrina de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En nuestra fe, entendemos que la ley es buena y necesaria, pero solo es una parte del camino. La verdadera transformación espiritual ocurre cuando confiamos en Cristo y permitimos que su gracia, y no solo las reglas, nos guíe. El Libro de Mormón también nos enseña este principio claramente:

> "Porque es preciso que haya una expiación; porque conforme al gran plan del Dios Eterno, debe llevarse a efecto una expiación; o de otro modo, toda la humanidad tiene que perecer" (Alma 34:9).



Esta escritura destaca la necesidad de algo más allá de la ley: la expiación de Jesucristo, que nos permite vivir por la fe y recibir su perdón.

A continuación, reflexiono sobre tres momentos históricos en la Iglesia que ilustran esta doctrina de la fe sobre la ley, así como algunas enseñanzas del Presidente John Taylor que fortalecen nuestra comprensión espiritual.

Ejemplo 1: La Migración de los Pioneros a Utah

Uno de los momentos que más nos enseñan sobre la fe en lugar de simplemente la obediencia a la ley es la migración de los pioneros mormones al Valle del Lago Salado. Cuando Brigham Young y otros líderes de la Iglesia invitaron a los miembros a emprender este viaje, no se trataba solo de obedecer una orden, sino de hacerlo con fe y sacrificio. Estos Santos enfrentaron un desafío tras otro: frío extremo, falta de alimentos y peligros en el camino. Sin embargo, siguieron adelante no por obligación, sino porque tenían la profunda esperanza de que Dios estaba preparando un lugar de paz para ellos.

Cita del Presidente John Taylor:
“El poder que tenemos en la Iglesia hoy, en todas sus formas, se debe a nuestra fe en Dios y nuestra obediencia a sus leyes. La ley es nuestra guía, pero la fe en Cristo es nuestra fuerza.”

Al recordar su ejemplo, pienso en mis propias pruebas y dificultades. Estos pioneros no se apoyaron solo en reglas, sino en su fe en Jesucristo. Cada sacrificio que hicieron fue una ofrenda a Él y una muestra de su amor y confianza en su poder redentor.

Ejemplo 2: La Restauración del Sacerdocio

Otro acontecimiento fundamental en la historia de nuestra Iglesia que ilustra la supremacía de la fe en Cristo sobre la mera obediencia a la ley es la restauración del sacerdocio. José Smith recibió las llaves del sacerdocio de mensajeros celestiales, lo cual no fue solo una nueva ley o estructura, sino el poder para acercarnos a Dios y bendecirnos unos a otros. A través del sacerdocio, recibimos las ordenanzas que necesitamos para nuestra salvación, como el bautismo y la confirmación, ambas basadas en nuestra fe en Jesucristo.

> “Y asimismo os exhorto, hermanos míos, a que no neguéis más la venida de Cristo; que no contendáis más contra el Espíritu Santo, sino que recibáis a Cristo y os reconciliéis con Dios” (Jacob 4:11).



Este pasaje nos llama a aceptar la venida de Cristo y a reconciliarnos con Él, lo cual va más allá de cualquier ley. La restauración del sacerdocio nos permite vivir la doctrina de la fe, siendo instrumentos en las manos de Dios para bendecir a otros.

Cita del Presidente John Taylor:
“El sacerdocio no es solo una organización; es el poder de Dios en la Tierra. Nos da la habilidad de hacer su obra con fe y amor.”

Ejemplo 3: La Ley de Consagración en Kirtland

En Kirtland, los primeros miembros de la Iglesia intentaron vivir la ley de consagración, que les enseñaba a compartir sus bienes por el bien común. Sin embargo, muchos descubrieron que la verdadera consagración requería mucho más que cumplir con un mandamiento específico. Requería fe en Cristo, confianza en sus promesas y humildad para entregar sus corazones. Algunos lograron vivir esta ley, mientras que otros lucharon, porque consagrarse plenamente significaba tener fe activa en que Dios proveería y cuidaría de ellos.

Cita del Presidente John Taylor:
“La verdadera consagración no es dar tus bienes, sino dar tu corazón y voluntad a Dios.”

Al reflexionar sobre este periodo, siento que esta lección también aplica a nuestras vidas hoy. La consagración es mucho más que donar o cumplir normas; es ofrecerle a Dios nuestra voluntad, confiando en su amor y cuidado. Es vivir nuestra fe en Cristo, no solo como una serie de reglas, sino como una relación de entrega total.

Aplicando Gálatas 3:23 en Nuestras Vidas

Gálatas 3:23 me recuerda que la ley es un “tutor” que nos lleva a Cristo, pero no es el fin. La ley es nuestra guía, pero Cristo es nuestra fortaleza y salvador. Cuando entendemos esto, comprendemos que la obediencia es importante, pero el amor y la fe en Jesucristo deben ser el cimiento de todo. La ley, en última instancia, nos ayuda a orientarnos hacia Él y nos protege, pero la verdadera transformación ocurre cuando vivimos y amamos a nuestro Salvador.

En nuestras propias vidas, enfrentamos muchas reglas y mandamientos, pero no debemos perder de vista que estos nos preparan y fortalecen para vivir plenamente la fe en Jesucristo. Cuando comprendemos esto, sentimos que nuestro corazón se llena de paz y propósito. Como lo expresó el Presidente John Taylor, “La ley es nuestra guía, pero la fe en Cristo es nuestra fuerza.”


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