La semana pasada presentaron en el show 20/20 de la cadena ABC a 4 Billonarios, que iniciaron sus luchas por hacer lo que mas les gusta desde muy abajo, por el ejemplo el Billonario Circense cuenta que inicio a los 16 años de edad y que viajo a Francia y que su primera noche durmió en una banca de la vía publica. El Billonario de los Shampoo y Tequilas durmió en un carro prestado con su hijo de meses por mucho tiempo. Y así se presentaron cada uno con inicios muy humildes.
Pero todos mencionan cosas en común, puedes tener éxito siempre y cuando no midas tu éxito por el dinero alcanzando, el dinero acumulado da seguridad financiera pero no felicidad, se lucha con pasión y además el fracaso solo es el inicio del éxito. Y sobre los impuestos están de acuerdo en que sean altos siempre y cuando se utilicen de buena manera y no solo en asuntos de burocracia.
Y es en este ultimo asunto o tema que basare el resto de mi escrito, Aún cuando la función original de los impuestos es financiar el gasto público, para lo cual lo más sensato sería contar con esquemas de recaudación simples y eficientes, los sistemas tributarios existentes suelen ser complejos e ineficientes.
La razón es que a la función original, la de obtener recursos para que pueda funcionar el aparato estatal, se le suelen agregar dos objetivos adicionales: a) la redistribución de los ingresos, y b) la reasignación de los recursos productivos.
La redistribución de los ingresos, usualmente impulsada por quienes dicen ser de izquierda, fomenta la existencia de impuestos progresivos, donde la carga tributaria no es proporcional a los ingresos del contribuyente sino progresivamente creciente. Generando una transferencia de ingresos desde unos sectores de la sociedad hacia otros. De ricos a pobres, supuestamente.
La reasignación de los recursos productivos, usualmente impulsada por quienes dicen ser de derecha, fomenta la existencia de incentivos y/o protecciones sectoriales, que operan como subsidios montados por el sistema tributario, pero que no figuran explícitamente en ningún presupuesto. Generando una transferencia de ingresos desde unos sectores de la sociedad hacia otros. De pobres a ricos, invariablemente.
Ocurre que izquierdas y derechas, tan puntillosas en querer siempre mostrarse diferentes entre sí..., suelen coincidir en la visión utilitarista que tienen del Estado, dándole la razón a Bastiat, pensador francés del Siglo XIX, que definía al Estado como "esa ficción por la cual los unos quieren vivir a expensas de los otros". La avidez por el billete ajeno une a izquierdas y derechas. Más de lo que ellas creen.
Es por ello que cuando alguien como el candidato Herman Cain plantea un impuesto de 9-9-9 la mayoría se convulsiona ya al final suena que le quitaran menos al rico y mas al pobre.
Pero en realidad no somos todos funestamente iguales ante la ley, en verdad no lo somos, pero ocupemos un área que todos tenemos en común la nacionalidad o el uso del territorio, el mejor plan de impuestos seria aquel donde tanto el paupérrimo, el pobre, clase media, rico, millonario, Billonario y si hay algún trillonario también pagaría lo mismo de impuesto el 9-9-9 pero sobre todo sin derecho a ser reembolsado y sin deducir perdidas o regalías a la beneficencia publica.
Es decir que por cada $1.00 ganado pagaríamos .09 cts al Gobierno Municipio, .09 cts al Gobierno Estatal y .09 cts al Gobierno Federal. Después con el 73% restante podemos hacer lo que se nos pegue la regalada gana, si deseamos diezmar que así sea, si deseamos ayudar a los niños pobres o a los países tercermundistas adelante. Y con un plan como este veríamos cambios en la sociedad como por ejemplo los ricos dejarían de regalar dinero como lo hacen hoy, los pobre serian frugales pues al final no les queda mucho. Pero sobre todo seriamos igual ante la ley de impuesto.