El relato de Jonás, contenido en los primeros cuatro capítulos del libro que lleva su nombre, es una de las historias más fascinantes y profundas de las Escrituras. A primera vista, podría parecer simplemente la narrativa de un profeta que huye de su llamamiento, es tragado por un gran pez y finalmente cumple con su misión. Sin embargo, cuando lo examinamos más detenidamente, especialmente a través de la lente de los principios eternos y las enseñanzas de las Escrituras, descubrimos que este relato está lleno de lecciones espirituales que son relevantes para nuestra vida diaria.
Jonás fue llamado por el Señor para ir a Nínive, una ciudad conocida por su maldad, y predicar el arrepentimiento. Sin embargo, en lugar de obedecer, Jonás decidió huir en dirección opuesta, tomando un barco hacia Tarsis. Este acto de desobediencia nos hace reflexionar sobre cómo, en ocasiones, nosotros también podemos sentir la tentación de huir de nuestras responsabilidades espirituales. El Libro de Mormón nos recuerda en **Alma 37:37**: "Consulta al Señor en todas tus acciones, y él te dirigirá para bien". Jonás, al no consultar al Señor ni confiar en Su guía, se encontró en una situación caótica que lo llevó a ser arrojado al mar y tragado por un gran pez.
En el vientre del pez, Jonás oró fervientemente al Señor. Su oración, registrada en **Jonás 2:2-9**, es un poderoso recordatorio de que, incluso en nuestras horas más oscuras, podemos volvernos a Dios. Jonás reconoció que había sido desobediente y clamó por la misericordia divina. Este pasaje nos enseña que el arrepentimiento es siempre posible, sin importar cuán lejos nos hayamos alejado. Como dijo el filósofo italiano **Santo Tomás de Aquino**: "La oración es el medio por el cual el hombre se eleva a Dios y recibe la gracia necesaria para su salvación". Jonás, en su momento de mayor desesperación, encontró la fuerza para orar y, como resultado, fue liberado.
Una vez que Jonás fue vomitado en tierra firme, recibió nuevamente el mandamiento de ir a Nínive. Esta vez, obedeció. Su mensaje fue claro y directo: "De aquí a cuarenta días Nínive será destruida" (**Jonás 3:4**). Sorprendentemente, los habitantes de Nínive, desde el rey hasta el más humilde, se arrepintieron y clamaron a Dios. Este es un poderoso ejemplo de cómo el arrepentimiento puede cambiar el curso de la historia. En **Doctrina y Convenios 18:11-12** se nos recuerda: "Porque, he aquí, el Señor vuestro Redentor sufrió la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, para que todos los hombres se arrepientan y vengan a él". El arrepentimiento no es solo un cambio de comportamiento, sino un cambio de corazón, tal como lo demostraron los ninivitas.
Sin embargo, la historia de Jonás no termina aquí. A pesar de que Nínive se arrepintió y fue perdonada, Jonás se enojó. Esperaba que la ciudad fuera destruida y no podía entender por qué Dios había mostrado tanta misericordia. En **Jonás 4:2**, Jonás le dice al Señor: "Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía que tú eres un Dios clemente y misericordioso, tardo para la ira y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal". Este pasaje nos muestra que Jonás, a pesar de ser un profeta, aún tenía mucho que aprender sobre la naturaleza de Dios. A veces, nosotros también podemos caer en la trampa de juzgar a otros o esperar que reciban un castigo merecido, olvidando que Dios es misericordioso y desea que todos se arrepientan y vuelvan a Él.
El Señor le enseñó a Jonás una lección importante a través de una calabacera que creció rápidamente para darle sombra y luego se secó. Jonás se entristeció por la pérdida de la planta, y el Señor usó esto para ilustrar cómo Él se preocupa por todas Sus creaciones, incluyendo a los habitantes de Nínive. En **Moisés 1:39** leemos: "Porque he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre". Dios no solo se preocupa por nosotros, sino que también desea que todos Sus hijos tengan la oportunidad de recibir la vida eterna.
Este relato nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición para seguir los mandamientos del Señor, incluso cuando no entendemos completamente Sus propósitos. En **Proverbios 3:5-6** se nos aconseja: "Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas". Jonás aprendió, a través de sus experiencias, que confiar en el Señor y seguir Sus mandamientos siempre trae bendiciones, aunque el camino pueda parecer difícil.
Además, la historia de Jonás nos enseña sobre la importancia de la misericordia y el perdón. Como dijo el filósofo italiano **Dante Alighieri**: "La justicia divina no se mueve por el odio, sino por el amor". Dios no desea la destrucción de los pecadores, sino su arrepentimiento y salvación. Este principio se refleja en las enseñanzas de **2 Pedro 3:9**: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".
En resumen, el libro de Jonás es un poderoso recordatorio de la importancia de la obediencia, el arrepentimiento y la misericordia. Nos desafía a examinar nuestras propias vidas y a preguntarnos si estamos dispuestos a seguir los mandamientos del Señor, incluso cuando no entendemos completamente Sus planes. También nos recuerda que Dios es misericordioso y desea que todos Sus hijos se arrepientan y vuelvan a Él. Como Jonás, podemos aprender a confiar en el Señor y a reconocer que Sus caminos son más altos que los nuestros.
Finalmente, esta historia nos invita a ser más compasivos y misericordiosos con los demás, recordando que todos somos hijos de un Padre Celestial que nos ama y desea nuestra felicidad eterna. Como se nos enseña en **Mateo 5:7**: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Que podamos, como Jonás, aprender a ver a los demás con los ojos de la compasión y a seguir los principios eternos que nos guían hacia la vida eterna.
Siempre me ha encantado la historia de Jonás, el padre celestial siempre tiene una misión para nosotros por más incapaces que nos sintamos, muchas veces nos escondemos ante el llamado, pero el padre celestial se vale de sus medios para animarnos a cumplir nuestros propósitos 🌷 buen mensaje!! Gracias al escritor
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