El capítulo 2 de Hechos es uno de esos pasajes que, cuando lo lees, sientes que está lleno de significado profundo. Especialmente el versículo 17, donde Pedro cita la profecía de Joel: "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños." Para los Santos de los Últimos Días, este versículo no solo describe lo que sucedió en Pentecostés, sino que también apunta directamente a nuestra época, a los últimos días en los que vivimos ahora.
¿Por qué es tan importante este versículo? Bueno, para empezar, nos recuerda que Dios no ha dejado de hablar con Sus hijos. Vivimos en una dispensación de revelación continua, y eso es algo que los Santos de los Últimos Días entendemos muy bien. La restauración del evangelio a través de José Smith es un cumplimiento directo de esta promesa. En Doctrina y Convenios 110:11-16, leemos cómo Moisés, Elías y Elías el profeta aparecieron en el Templo de Kirtland para restaurar las llaves del sacerdocio. Ese evento no fue casualidad; fue parte del plan de Dios para preparar al mundo para los últimos días.
Y hablando del Espíritu Santo, ¿no es increíble pensar que Él está disponible para todos nosotros? Hechos 2:17 habla de un derramamiento del Espíritu sobre toda carne, y eso incluye a cada uno de nosotros. En el Libro de Mormón, Moroni nos dice: "Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas" (Moroni 10:5). Eso es algo que podemos experimentar personalmente. Cuando nos bautizamos y recibimos el don del Espíritu Santo, se nos promete que Él nos guiará, nos consolará y nos ayudará a discernir la verdad. ¿No es eso algo que todos necesitamos en estos tiempos?
Pero hay más. El versículo también menciona que los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños. Eso no es algo que quedó en el pasado. Hoy en día, vemos cómo jóvenes y adultos reciben inspiración y guía divina. En Doctrina y Convenios 50:13-14, el Señor promete: "Porque de cierto os digo que deseo hablaros por medio de mi propio poder o de mi propia voz al oído, o por medio de mi Espíritu, que vendrá sobre vosotros y morará en vuestro corazón." Esa promesa es para todos, no solo para los profetas. Cada uno de nosotros puede recibir revelación personal para nuestra vida y para nuestras responsabilidades.
Y eso nos lleva a otro punto importante: la revelación continua. Los Santos de los Últimos Días creemos que Dios sigue hablando a través de profetas y apóstoles vivientes. En Amós 3:7, leemos: "Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." Eso es algo que vemos en nuestra Iglesia. Tenemos un profeta viviente, el presidente Russell M. Nelson, que recibe revelación para guiar a la Iglesia en estos tiempos. Pero no solo eso, también podemos recibir revelación personal para nuestras familias y nuestras vidas. ¿No es maravilloso saber que Dios está tan involucrado en los detalles de nuestra existencia?
Ahora, hablemos de algo que está en el corazón de este versículo: la preparación para la Segunda Venida. Hechos 2:17 es una señal de que estamos viviendo en los últimos días, y eso significa que debemos estar preparados. En Doctrina y Convenios 133:11, el Señor nos advierte: "Por tanto, estad preparados, porque no sabéis a qué hora vendrá vuestro Señor." ¿Cómo nos preparamos? Siguiendo los principios que se enseñan en este capítulo: buscando el Espíritu Santo, estudiando las Escrituras y siguiendo a los profetas vivientes. Esa es la manera en que podemos estar listos para el regreso del Salvador.
Y, por último, no podemos olvidar el papel que cada uno de nosotros tiene en este gran plan. La profecía de Joel no es solo para los profetas o los líderes de la Iglesia; es para todos. Cada uno de nosotros puede ser un instrumento en las manos de Dios para llevar a cabo Su obra. Como dijo el profeta José Smith: "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue organizada de acuerdo con las leyes de nuestro país, por la voluntad y mandamiento de Dios, en el cuarto mes y el sexto día del mes que es llamado abril, 1830" (Artículos de Fe 1:6). Esa organización fue el comienzo de algo grande, y hoy somos parte de esa obra.
Así que, cuando leemos Hechos 2:17, no es solo un versículo más. Es una promesa, una guía y una invitación a ser parte de algo grandioso. Dios está derramando Su Espíritu sobre nosotros, y nos está llamando a ser Sus testigos en estos últimos días. ¿No es emocionante pensar que podemos ser parte de este cumplimiento profético? Sigamos buscando el Espíritu Santo, estudiando las Escrituras y siguiendo a los profetas vivientes. Así estaremos preparados para lo que viene y podremos cumplir con nuestra misión en esta tierra.
No comments:
Post a Comment