Cuando se trata de relaciones, a menudo nos atrapamos en la búsqueda de la perfección. Las redes sociales, las películas románticas y los cuentos de hadas pintan una imagen irrealista de uniones impecables donde los conflictos son raros y el amor es fácil. Pero la verdad es que las relaciones significativas se construyen sobre la comprensión, el crecimiento mutuo y un compromiso de elegirnos unos a otros cada día.
Esta perspectiva me recuerda la poderosa cita: "No quiero una relación perfecta. Quiero a alguien que me entienda, alguien con quien pueda aprender y crecer. La perfección no es real; lo que es real es estar ahí el uno para el otro, aceptar los defectos y elegirnos cada día." En este blog, exploraremos lo que significa cultivar una relación auténtica y amorosa, extrayendo ideas de la escritura, la filosofía y la sabiduría de Harold B. Lee, un ex presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El Mito de la Perfección
La perfección es un objetivo seductor pero inalcanzable en las relaciones. Harold B. Lee sabiamente dijo: "La vida es un desafío constante, un esfuerzo constante por ser lo que debemos ser y hacer lo que debemos hacer." Esto se aplica maravillosamente a las relaciones. No existe tal cosa como una pareja perfecta o una unión perfecta. En cambio, debemos centrarnos en convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos y apoyar a nuestras parejas en su camino.
El Libro de Mormón refleja este sentimiento en Ether 12:27, donde el Señor enseña: "Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad." Reconocer nuestras imperfecciones y las de nuestros seres queridos puede fomentar la humildad y la empatía, ayudándonos a acercarnos más.
Comprensión y Crecimiento
Una relación saludable no se trata de evitar conflictos, sino de navegar juntos a través de ellos. Se trata de estar con alguien que entiende tus miedos, celebra tus éxitos y apoya tus sueños. En este viaje compartido, el crecimiento se convierte en un objetivo mutuo.
Considera la profunda sabiduría del filósofo canadiense Charles Taylor, quien enfatiza la importancia de la "autenticidad" en las relaciones humanas. Taylor argumenta que la verdadera conexión proviene de abrazar la vulnerabilidad y ser genuinos el uno con el otro. Cuando ambas parejas son abiertas sobre sus luchas y aspiraciones, su vínculo se profundiza.
En Mosíah 18:9, encontramos un llamado a estar ahí el uno para el otro: "Sí, y están dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y consolar a los que están en necesidad de consuelo." Esta escritura subraya la belleza de la comprensión: estar presente el uno para el otro en tiempos de alegría y tristeza por igual.
Eligiéndonos Cada Día
El compromiso no es una decisión única; es una elección diaria. Una relación floreciente requiere esfuerzo, sacrificio y amor constantes. Harold B. Lee enseñó: "La felicidad no depende de lo que sucede fuera de ti, sino de lo que sucede dentro de ti." Elegirnos cada día significa priorizar la relación, incluso cuando la vida se complica o enfrenta desafíos.
El filósofo canadiense Marshall McLuhan, conocido por su trabajo sobre los medios y la interacción humana, nos recuerda la importancia de la atención en las relaciones. Creía que la forma en que nos comunicamos y conectamos moldea la calidad de nuestras relaciones. Al mostrarnos consistentemente el uno para el otro, creamos un ambiente de confianza y seguridad.
En Alma 37:6, leemos: "Por cosas pequeñas y simples se traen a pasar grandes cosas." Pequeños actos diarios de bondad, como escuchar, expresar gratitud y ofrecer palabras de aliento, pueden fortalecer los lazos con el tiempo.
Valorar y Apreciar al Otro
Uno de los aspectos más significativos de una relación es sentirse valorado y apreciado. Esto no se trata de posesividad o inseguridad, sino de una genuina apreciación por el otro. Una pareja que teme perderte porque valora tu conexión es alguien que hará un esfuerzo adicional para nutrir y proteger su amor.
Harold B. Lee proporcionó una profunda visión cuando dijo: "El trabajo más importante que jamás harás será dentro de las paredes de tu propio hogar." En las relaciones, esto significa priorizar el amor y el esfuerzo que inviertes en el otro por encima de todo.
El Libro de Mormón enseña en 3 Nefi 12:16: "Por tanto, dejen que su luz brille ante este pueblo, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos." Cuando reconocemos lo bueno en nuestras parejas y les ayudamos a ver su propio valor, cultivamos una relación basada en el respeto y la admiración.
Respetar Esfuerzos y Reconocer Contribuciones
En un mundo donde a menudo somos juzgados por logros externos, es vital tener una pareja que respete y reconozca el trabajo que ponemos en nuestras vidas y relaciones. El respeto fomenta un sentido de asociación e igualdad, donde ambos individuos se sienten valorados.
Este respeto resuena en las enseñanzas de Harold B. Lee: "El trabajo más importante del Señor que jamás harás será el trabajo que hagas sobre ti mismo." Cuando una pareja ve el esfuerzo que invertimos en la superación personal, la carrera o la fe, se siente orgullosa de estar a nuestro lado, animando nuestro crecimiento.
Conclusión: Un Amor Arraigado en la Realidad
Las relaciones fundamentadas en la comprensión, el crecimiento mutuo y el compromiso diario son mucho más satisfactorias que cualquier ilusión de perfección. El verdadero amor consiste en aceptar los defectos del otro, celebrar las fortalezas y elegir continuamente caminar juntos por el camino de la vida.
A medida que nos esforzamos por construir tales relaciones, recordemos las lecciones de las escrituras, la sabiduría de Harold B. Lee y los conocimientos de filósofos como Charles Taylor y Marshall McLuhan. Cuando valoramos y respetamos al otro, creamos una asociación que no solo perdura, sino que prospera.
Esforcémonos por relaciones donde:
- Nos entendamos y apoyemos mutuamente.
- Crezcamos juntos a través de desafíos y alegrías.
- Nos elijamos cada día.
- Valoremos y apreciemos el vínculo único que compartimos.
Al hacerlo, construimos un amor que no es perfecto, sino real: hermoso en su autenticidad y poderoso en su fuerza duradera.
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