La historia de El Salvador se cuenta siempre de una forma seria, la mayoria de las veces es influenciada por la ideología política del historiador.
Pero esta vez comentare asuntos de la historia de mi país en una forma cómica, burlesca o tan solo como muchas veces es contada en las gradas de una tienda mientras saboreas una Coca Cola super helada, en las mesas de un bar juntos con tus amigos, en los recorridos de un autobús del servicio publico donde el pueblo derrama su sabiduría.
El Salvador es un “país”, se los juro, que queda en algún punto de América. Exploraciones para encontrarlo han sido enviadas desde distintos puntos del continente y marcadas con Google Earth para que no se pierdan de vista este diminuto país. Cuando en España lo ven en el mapa y les dicen que ese país los sacó en 1821 se ponen a llorar, razón por la cual lo ignoran en las escuelas cuando estudian geografía del Nuevo Inmundo.
El Salvador limitaba al norte con Honduras, al nortecito para la izquierda con Guatemala, al occidente con Guatemala, al sur con la China marítima, al oriente con el golfo de un señor Fonseca y más para arribita con Honduras otra vez. Entre los territorios de ultramar de El Salvador se encuentra Miami, ciudad que está en disputa contra otros países. La economía de este país se basa en la remesa que viene de Los Ángeles y en vender películas chaveleadas, las cuales han tenido grandes éxitos en el mercado, ya que quebraron Blockbuster y el cine de Santa Ana.
La conquista estuvo a manos de Los Pitufos que no encontraron mucha resistencia, porque los indios no los vieron, solo sentían como alfileres en los pies y pensaban que era carranchil, pero era que los estaban conquistando. Antes de ser una república, era en realidad una finca habitada por una manada de indígenas, mitad monos y mitad negros (100% monos que es lo mismo que negros) y que no pudiendo pagarle impuestos al Todopoderoso Rey Español (La Innombrable), organizaron una pandilla de piratas próceres, por cierto tiempo después le mandaron una patada voladora. Este acto de insubordinación del orden real, sucedido un oscuro 15 de septiembre de 1821, es conocido como el día de la independejencia. Oscuro, porque en aquellos tiempos no se había inventado aún el InterNerd ni cantaban los Frigüey.
Las fincas vecinas se independejizaron poco después y tuvieron la ridícula idea de unir a toda América Central en un sólo país, idea que no terminó concluyéndose por fortuna, porque de haberse hecho, nadie hubiera escrito este artículo.
La independencia llegó a El Salvador inspirada por la Revolución de los gringos con peluca Estados Unidos. Entonces los próceres, todos hombres con temple y liderazgo ejemplares, guiaron a los indígenas para así garantizar su dominio después de que sacaran a los españoles lograr la tan ansiada liberación de La Innombrable y fundar a Inciclopedia.
Las cosas sucedieron, palabras más palabras menos, así: El 5 de noviembre de 1811, el cura José Matías Rollizo Delgado pegó un grito de loca y como el país es tan pequeño, se imaginaran el escándalo. De porqué el padre Delgado pegó ese grito, los historiadores no lo han podido averiguar. Unos dicen que se machacó el dedo gordo del pie porque le había caído encima el badajo de una campana y dijo “¡¡Tu madre, España, que me independizo de vos, joder!!”, lo que muchos entendieron como que el cura se había vuelto revolucionario y estaba pidiendo independizarse de España. Enterado ya bien tarde de que había metido la pata, el buen padre trató de prevenir que los salvadoreños sacaran a los españoles a patadas y se puso a tocar las campanas para llamarlos a misa…
Independizados, tuvo que corregir todos los guiones de sus homilías y allí en donde daba preses al rey, poner cuán subyugados vivían, como lo anunciaba Romero en los 80 del siglo 20.
Pero como no todo es felicidad en un país pequeño, llegaron al poder los Dummies, una secta terrorista sucesora de los antiguos piratas que aterrorizaron el Mar Caribe. Con la ayuda de la Central de Inteligencia Artificial, una compañía de Nintendos que pretende conquistar el mundo. El perversísimo generalísimo Mínimo Her! Nández conquistó el poder, como es el sueño de todos los que no tienen infancia. Entre sus juegos favoritos, además de dispararle a las estrellas, estuvo el de declararle la guerra a Adolfo Hitler, acto este que fue decisivo en la victoria de los aliados sobre Alemania en 1945. La historia no ha dicho toda la verdad, pero se sabe que Hitler se suicidó después de recibir el comunicado oficial de El Salvador en el que lo amenazaba con pulverizar a Berlín con su mirada biónica. Muy celoso de su gente Her! Nández no permitió que entrara al país ayudas humanitarias en una epidemia de viruela. Simplemente mandó a forrar en papel celofán de colores los faroles del alumbrado público, aduciendo que los rayos de la luz así matizados bastarían para purificar el ambiente, matando a las bacterias de la peste. Otra buena idea de los Dummies.
Otra de sus diversiones favoritas era la de repartir tierras a la gente… a la gente con plata, se entiende. Atemorizado por cualquier invasión de pitufos rojos, no permitía que nadie protestara por nada, pues él era el gran conocedor de los problemas de la galaxia y nadie tenia por qué enseñarle nada (muy similar al Papa Pitufo Funes del Clan Rojo). Esto lo llevó a desarrollar su política de “un país sin gente es un país en paz”, aunque los malvados historiadores aseguran que fue un genocidio.
Renunció una vez que todos se pusieron de acuerdo a no trabajar y entonces se dio cuenta de que no lo querían, lo que lo hizo entrar en una gran depresión y prometió regresar a la cueva de Morgan, dejando antes instrucciones a… otro Dummy con charreteras.
Durante este tiempo sucedio la Guerra del fútbol Contra Honduras en esta guerra se enfrentó el seleccionado de El Salvador contra la selección de Honduras en un partido que duró una semana de goles de parte y parte en los que venció el poderoso equipo salvadoreño. El partido estuvo arbitrado por la ONU, la cual, como siempre pasa, llegó cuando se acabó el partido. Ello también garantizó que El Salvador llegara al Mundial de Fútbol, lo cual benefició mucho al país, pues todo equipo que jugara en contra de El Salvador, sabía que podía ser atacado por el ejército en cualquier momento. Pero todo empezó tiempo antes del iniciarse el partido, cuando los hondureños cogían salvadoreños para jugar pelota con ellos y beberles el cerebro con el fin de adquirir la inteligencia nacional. Como en el partido quisieron hacer de los salvadoreños lo peor, el ejército entra a Honduras. Por su parte, el vecino país organiza un bombardeo sobre el territorio nacional, pero como es tan pequeño y ellos tienen tan mala puntería, las bombas que tiraban iban a dar al mar y apenas pudieron impactar varios cocos, mangos y un aguacate en el techo de una iglesia. Por su parte, el seleccionado salvadoreño, fuertemente armado, pudo conquistar Nueva Ocotepeque y pa’ cambiarle ese nombre tan feo que le habían dado los hondureños, le pusieron el nombre de San Jaquiero… muy lindo, ¿sí o no?
Mañana contare lo que ha paso entre los 80 y la fecha. Y recuerden que todo esto es solo en afán de reír y recordar la historia desde otro punto de vista. Que nadie se ofenda pues no escribo ni a favor de los pitufos rojos o azules. Solo lo hago y repito como dije al principio basado en las conversaciones entre amigos en momentos de diversión.
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