Friday, April 11, 2025

Una Noche Inolvidable en la Conferencia General



Asistir en persona a la Conferencia General de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días siempre es una experiencia especial. Cada oportunidad de estar allí, sentado entre miles de Santos, escuchando a los líderes inspirados del Señor, deja huellas profundas en el alma. Esta vez asistí a la sesión del sábado por la noche, en una hermosa tarde de primavera que me recordó por qué el Evangelio restaurado es una fuente constante de luz, orden y propósito.


Desde que llegué al centro de Salt Lake City, sentí una atmósfera reverente. Se notaba que no era una reunión común. No era solo el hecho de ver a tantas personas bien vestidas caminando con gozo y respeto, sino también el orden, la limpieza y la organización impecable que rodeaba todo el evento. La ciudad parecía preparada para recibir al pueblo del Señor.


El Centro de Conferencias se mantenía tan majestuoso como siempre. Su diseño arquitectónico no es solo una maravilla moderna, sino una invitación silenciosa a la reflexión y la reverencia. Al entrar, me encontré con una organización exacta: ujieres atentos, filas ordenadas, espacios limpios, y una logística admirable que permitía que miles de personas ingresaran sin caos, sin desorden, con el espíritu de Cristo guiando cada paso.


Ya adentro, al tomar asiento, decidí quedarme en silencio por unos minutos, solo observando. La magnitud del lugar, la preparación de los asistentes, el murmullo casi inexistente que hablaba de recogimiento… todo eso generaba una atmósfera espiritual profunda. El Coro del Tabernáculo comenzó a cantar, y la música llenó el espacio con una paz que solo el cielo puede brindar. Sus voces no eran solo notas, eran testimonios cantados. Y lo sentí.


Cuando los mensajes comenzaron, la experiencia se elevó aún más. Uno tras otro, los líderes de la Iglesia hablaron con claridad, poder y ternura. Cada palabra parecía inspirada directamente desde lo alto. Se habló de Jesucristo, de seguir al profeta, de la importancia de mantenernos firmes en la fe, del servicio, del templo, de la obediencia. Cada tema tocaba una fibra distinta en mi corazón. No tomé muchas notas, preferí sentir. Preferí dejar que el Espíritu me instruyera, y lo hizo.


Pero no todo fue luz espiritual. A veces, incluso en los momentos más santos, se encuentra la oposición.


Antes de entrar al edificio, mientras caminaba por la acera, me topé con un grupo pequeño de personas que sostenían carteles y ofrecían papeles a los asistentes. Uno de ellos se me acercó con una sonrisa amable y me dijo: “Bienvenido a la Conferencia General.” Lo dijo con tanta naturalidad, que pensé que quizá era un voluntario de la Iglesia. Me extendió una pequeña tarjeta, y yo la tomé sin sospecha.


Minutos después, al observar el contenido de la tarjeta, me di cuenta de que no era una bienvenida. Era un mensaje en contra de la Iglesia, lleno de críticas disfrazadas de preocupación y ataques mal fundamentados. Esa frase, “Bienvenido a la Conferencia General,” fue usada como un anzuelo. Era una mentira. Una forma de disfrazar la intención de confundir, de plantar dudas.


Sentí tristeza. No por mí, ni por el mensaje en sí, sino por la manipulación. Me dolió ver cómo algunos recurren al engaño para difundir su oposición. Pero también sentí paz. El Espíritu me confirmó que no debía preocuparme. Recordé que la oposición ha acompañado a la verdad desde el principio. Desde los días de José Smith hasta nuestros días, siempre ha habido voces que se levantan para intentar detener la obra del Señor. Pero no pueden.


Lo que viví esa noche dentro del Centro de Conferencias fue real. Fue verdadero. Y fue suficiente para fortalecer aún más mi testimonio. Nadie puede robarte una experiencia espiritual auténtica. Ningún folleto, ningún cartel, ninguna mentira puede reemplazar lo que uno siente cuando el Espíritu Santo confirma la verdad.


La sesión concluyó con otro himno sublime y una oración solemne. Al salir del auditorio, el cielo aún conservaba la luz de la tarde. Era primavera, y el sol no se había ocultado del todo. El aire era fresco, el ambiente sereno. Temple Square estaba tranquila, llena de personas sonrientes, conmovidas, agradecidas.


Me tomé un momento más para mirar los jardines, los árboles reverdecidos por la temporada, y los rostros llenos de fe de los demás asistentes. No era un espectáculo, era una comunión. La Conferencia General no es solo discursos, es un evento sagrado donde el cielo toca la tierra.


Regresé a casa con el corazón lleno. No solo por lo que aprendí, sino por lo que confirmé. El Evangelio es verdadero. Los profetas son reales. Cristo vive y dirige Su Iglesia. Y cada vez que tengo la oportunidad de asistir a la Conferencia General, mi alma se renueva.


Para quienes aún no han asistido en persona, les digo: vale la pena. No es solo por ver el edificio, ni por la música, ni por los discursos. Es por lo que se siente. Es por lo que el Espíritu te enseña. Es por la paz que uno lleva consigo después.


Yo estuve allí. Escuché. Sentí. Y lo recordaré siempre.



1 comment:

  1. Al leer cada palabra solo pude imaginar, cada cosa descrita e incluso pude sentir la frescura del ambiente todo testificaba que Dios vive y que en lo que tu crees yo también doy testimonio fiel, esta iglesia Jesucristo mismo está a la cabeza, el dulce espíritu sin duda siempre nos testifica que creemos en verdades eternas, la paz experimentada es algo que jamás deseariamos dejar de sentir luego de experimentar esos sentimientos increibles, en las escrituras se nos habla de siempre tiene que haber una oposición en todas las cosas y ciertamente es así pues la bienvenida que comentas parecia amable y cálida y al final resultó ser una mentira, así siempre el enemigo de toda verdad siempre tratará de alejarnos de la luz de Cristo pero el amor de nuestro Padre Celestial nos han brindado un regalo enorme el santo espiritu que testifica la verdad de todas las cosas, gracias por compartir tu experiencia y tu testimonio, gracias por transportar a tus lectores a vivir el momento en cada cosa que describes, sigue así que siempre seas bendecido con tus dones y sigas desarrollandolos

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