Thursday, February 27, 2025

Lo Verdadero y lo Similar: La Diferencia Entre la Doctrina de Cristo y las Creencias del Mundo




En este mundo tan diverso, es fácil encontrar ideas, filosofías y enseñanzas que suenan muy parecidas a las doctrinas de Cristo. Algunos principios parecen reflejar la verdad del Evangelio, y a veces hasta nos hacen preguntarnos: ¿No es esto lo mismo que enseña Cristo? Pero aquí está el detalle: parecido no significa igual.

Imagina que estás buscando oro puro. Podrías encontrar piedras brillantes que se ven como oro, pero que en realidad son pirita, el famoso “oro de los tontos”. A simple vista parecen lo mismo, pero la diferencia está en su composición. Lo mismo ocurre con la doctrina de Cristo y las muchas ideas que existen en el mundo.

Hoy quiero hablar sobre cómo distinguir entre lo que es la doctrina pura de Cristo y lo que solo se le parece. Para hacerlo, vamos a utilizar los libros sagrados que nos guían hacia la verdad: la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y la Perla de Gran Precio.

La Verdad Viene de Dios, No del Mundo

Desde el principio, Dios ha revelado Su verdad a los hombres. Adán, Noé, Abraham, Moisés y muchos otros profetas fueron llamados para declarar Su doctrina. En la Biblia leemos:

> “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55:8)



Aquí Dios nos deja claro que Su manera de hacer las cosas no siempre se alinea con la lógica humana. Por eso, no todo lo que suena bonito y razonable es necesariamente parte del Evangelio.

Jesús mismo advirtió sobre esto cuando dijo:

> “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 7:21)



Este versículo es clave. Hay muchas personas que hablan de Dios, que enseñan buenos valores, pero no necesariamente están siguiendo la voluntad del Padre.

Similitudes que No Son lo Mismo

Vamos a ver algunos ejemplos de ideas que parecen reflejar la doctrina de Cristo, pero que en realidad son incompletas o incluso pueden desviarnos del camino correcto.

1. “Sé una Buena Persona y con Eso Basta”

Mucha gente cree que con ser “buena persona” ya es suficiente para estar bien con Dios. Ser amable, ayudar a los demás, no robar, no hacer daño… Todo eso es importante, pero la doctrina de Cristo es mucho más que eso.

En el Libro de Mormón, Alma enseñó algo muy claro sobre la obediencia:

> “Porque he aquí, en verdad os digo que si un hombre se hace enemigo de Dios, o no se arrepiente y permanece y muere enemigo de Dios, las demandas de la justicia divina despiertan su alma a un vivo sentido de su propia culpa, lo cual lo hace encogerse de la presencia del Señor.” (Mosíah 2:38)



El arrepentimiento es clave. No basta con ser “bueno” si no estamos dispuestos a cambiar nuestro corazón y seguir a Cristo.

2. “Dios Nos Ama y No Nos Juzgará”

El amor de Dios es infinito, y es cierto que Él desea nuestra felicidad. Sin embargo, eso no significa que no haya justicia. Hay una idea popular de que Dios “acepta todo” y que no importa lo que hagamos, todo estará bien.

Sin embargo, las Escrituras enseñan que Dios es tanto misericordioso como justo. En Doctrina y Convenios leemos:

> “Yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia.” (DyC 1:31)



Dios ama a Sus hijos, pero también espera que obedezcamos Sus mandamientos. Su amor no elimina la necesidad de arrepentirnos y cambiar.

3. “Todas las Religiones Son lo Mismo”

Esta es una idea muy común en el mundo. Hay quienes creen que no importa en qué creamos, mientras seamos sinceros. Pero Jesús mismo dijo:

> “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6)



Él no dijo: “Uno de los caminos”, sino “el camino”. No todos los caminos llevan a Dios. El Libro de Mormón también aclara esto cuando dice:

> “Y ahora bien, mis hermanos, si sois siervos justos de Dios, ¿qué tenéis de qué avergonzaros? Os digo que nada tenéis de qué avergonzaros si no es que fuereis hallados en transgresión.” (Alma 5:29)



Seguir la doctrina de Cristo no es cuestión de escoger la religión que más nos guste. Es cuestión de seguir el camino que Él ha establecido.

Cómo Distinguir la Verdad

Ahora bien, si hay tantas ideas que se parecen a la doctrina de Cristo, ¿cómo podemos saber cuál es la verdad? Aquí hay tres formas seguras:

1. Comparar con las Escrituras

Las enseñanzas de Dios no cambian. Si una idea contradice lo que enseñan la Biblia, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios o la Perla de Gran Precio, entonces no viene de Dios.

2. Buscar el Testimonio del Espíritu

Jesús enseñó:

> “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (Juan 14:26)



El Espíritu Santo nos ayuda a discernir entre la verdad y el error. Si algo nos da paz y confirma la palabra de Dios, es de Él.

3. Observar los Frutos

Jesús dijo:

> “Por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:20)



Si una doctrina nos acerca más a Cristo, nos ayuda a vivir Sus mandamientos y a tener una vida más justa y llena de fe, entonces es verdadera.

Conclusión: Lo Verdadero No Tiene Copia

Es cierto que hay muchas ideas en el mundo que parecen similares a la doctrina de Cristo. Pero como el oro puro y la pirita, la diferencia está en la esencia.

El Evangelio de Cristo es único. No es solo una filosofía de vida ni un conjunto de buenos valores. Es el plan de salvación revelado por Dios mismo. Si queremos conocer la verdad, debemos buscarla en las Escrituras, seguir al Espíritu y vivir de acuerdo con los mandamientos.

No nos conformemos con lo que se le parece. Busquemos siempre lo verdadero.


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