Monday, February 10, 2025

La ira de Dios y la necesidad de vivir con rectitud: Entendiendo las consecuencias de la impiedad


Cuando leemos Romanos 1:18-20 en la Reina Valera 2009, nos encontramos con un pasaje profundamente revelador. Dice así: *"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa."* Este pasaje nos habla de la manifestación de Dios a través de la creación y de cómo los seres humanos, al observar el mundo que nos rodea, podemos percibir Su poder y divinidad. Pero, ¿qué significa esto para nosotros como Santos de los Últimos Días? ¿Cómo podemos aplicar estos principios en nuestra vida diaria?

Primero, es importante entender que, como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, creemos que Dios es nuestro Padre Celestial, un ser real y tangible, que nos conoce y nos ama. Esta creencia se alinea perfectamente con lo que Pablo enseña en Romanos. Él nos dice que la creación misma es un testimonio de la existencia de Dios. Cuando miramos las montañas, los océanos, las estrellas en el cielo, o incluso la complejidad de nuestro propio cuerpo, podemos ver la mano de un Creador sabio y amoroso. En Doctrina y Convenios 88:45-47, leemos: *"¿No has visto cómo la tierra gira? Sí, y esto da testimonio de que hay un Dios supremo... Y de nuevo, ¿no has percibido el poder de Dios en todas las cosas?"* Este pasaje refuerza la idea de que la creación es un testimonio constante de la existencia y el poder de Dios.

Pero Romanos 1:18-20 no solo nos habla de la existencia de Dios, sino también de la responsabilidad que tenemos como Sus hijos de reconocerlo y vivir de acuerdo con Sus principios. Pablo menciona que aquellos que rechazan esta verdad "no tienen excusa". Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia vida. ¿Estamos reconociendo la mano de Dios en todo lo que nos rodea? ¿Estamos viviendo de manera que honremos Su creación y Sus mandamientos?

En el Libro de Mormón, en Alma 30:44, leemos: *"Todas las cosas indican que hay un Dios; sí, aun la tierra y todo lo que hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo."* Este versículo nos recuerda que no solo la tierra, sino todo el universo, testifica de la existencia de Dios. Como Santos de los Últimos Días, creemos que Dios no solo creó la tierra, sino que también es el Creador de innumerables mundos. En Moisés 1:33, leemos: *"Y he creado mundos sin número... y por el Hijo los he creado, que es mi Unigénito."* Esto nos muestra la magnitud del poder de Dios y nos invita a maravillarnos ante Su obra.

Sin embargo, Pablo también advierte sobre la ira de Dios que se revela contra la impiedad y la injusticia. Esto nos lleva a considerar la importancia de vivir de acuerdo con los principios del evangelio. En 2 Nefi 2:13, leemos: *"Y si no hubiera ley dada, no habría pecado; y si no hubiera pecado, no habría justicia; y si no hubiera justicia, no habría felicidad."* Este versículo nos enseña que los mandamientos de Dios no son restricciones arbitrarias, sino guías que nos ayudan a vivir en armonía con Su voluntad y a alcanzar la verdadera felicidad.

Cuando vivimos en impiedad e injusticia, como menciona Pablo, estamos rechazando la verdad que Dios nos ha manifestado. En Doctrina y Convenios 93:24, leemos: *"Y la verdad es el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser."* La verdad no es algo abstracto; es el conocimiento de la realidad tal como Dios la conoce. Cuando rechazamos esta verdad, estamos alejándonos de la luz y la vida que Dios nos ofrece.

Pero, ¿cómo podemos asegurarnos de estar viviendo en la verdad? En Juan 8:32, Jesús dijo: *"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."* Como Santos de los Últimos Días, creemos que la verdad se encuentra en las enseñanzas de Jesucristo y en las revelaciones modernas dadas a través de los profetas. En Doctrina y Convenios 1:38, leemos: *"Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasen los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda se cumplirá, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo."* Esto nos recuerda que las palabras de los profetas modernos son tan importantes como las escrituras antiguas, y que debemos prestar atención a sus enseñanzas para vivir en la verdad.

Además, Pablo menciona que aquellos que rechazan la verdad "restringen la injusticia". Esto nos lleva a pensar en la importancia de no solo creer en Dios, sino también de actuar de acuerdo con esa creencia. En Santiago 2:17, leemos: *"Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma."* Como Santos de los Últimos Días, creemos que la fe y las obras van de la mano. No basta con creer en Dios; debemos demostrar nuestra fe a través de nuestras acciones.

En el Libro de Mormón, en Mosíah 2:17, leemos: *"Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando estáis al servicio de vuestros prójimos, solo estáis al servicio de vuestro Dios."* Este versículo nos recuerda que servir a los demás es una forma de honrar a Dios y de vivir de acuerdo con Sus principios. Cuando ayudamos a los necesitados, perdonamos a quienes nos han ofendido, y vivimos con integridad, estamos demostrando nuestra fe en Dios y reconociendo Su mano en nuestras vidas.

Finalmente, Romanos 1:18-20 nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y con Su creación. Como Santos de los Últimos Días, creemos que somos hijos de Dios y que tenemos un potencial divino. En Doctrina y Convenios 18:10, leemos: *"Recuerda que el valor de las almas es grande a la vista de Dios."* Este versículo nos recuerda que cada uno de nosotros es precioso para Dios, y que Él desea que alcancemos nuestro máximo potencial.

En resumen, Romanos 1:18-20 nos enseña que la creación es un testimonio del poder y la divinidad de Dios, y que tenemos la responsabilidad de reconocerlo y vivir de acuerdo con Sus principios. Como Santos de los Últimos Días, podemos fortalecer nuestra fe al observar la mano de Dios en todo lo que nos rodea, al seguir las enseñanzas de Jesucristo y de los profetas modernos, y al servir a nuestros semejantes. Al hacerlo, no solo honramos a Dios, sino que también nos acercamos más a Él y a la vida eterna que Él nos ha prometido.

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Espero que este blog te haya sido de utilidad y que te inspire a reflexionar sobre la importancia de vivir de acuerdo con los principios que Pablo enseña en Romanos 1:18-20. Si tienes alguna otra pregunta o necesitas más información, no dudes en preguntar. ¡Que tengas un día maravilloso!

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