Wednesday, February 5, 2025

La Escritura Inspirada por Dios: Un Análisis de 2 Timoteo 3:16-17



"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."
— 2 Timoteo 3:16-17

La carta de Pablo a Timoteo contiene una declaración fundamental sobre el papel de las Escrituras en la vida de los discípulos de Cristo. En estos versículos, Pablo testifica que toda Escritura proviene de Dios y que su propósito es guiar al hombre hacia la perfección y la preparación para toda obra buena. Desde la perspectiva de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, estos versículos no solo afirman la divinidad de la Biblia, sino que también establecen principios eternos sobre la revelación, la enseñanza y la preparación para el discipulado.

1. La Escritura como Revelación Inspirada

El primer principio que se desprende de 2 Timoteo 3:16 es que "toda la Escritura es inspirada por Dios". En la Iglesia de Jesucristo, creemos que Dios ha hablado a Sus hijos a lo largo del tiempo mediante profetas y que estos registros inspirados constituyen Escritura. Esto no se limita únicamente a la Biblia, sino que también abarca otros libros canónicos como el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio.

El profeta José Smith enseñó:

"Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios." (Artículo de Fe 8)

Esta declaración subraya que la Escritura es sagrada, pero que su interpretación y traducción deben ser guiadas por el Espíritu Santo para evitar distorsiones. En Doctrina y Convenios 68:4, el Señor declaró:

"Y lo que ellos hablen cuando sean inspirados por el Espíritu Santo, será Escritura, será la voluntad del Señor, será la mente del Señor, será la palabra del Señor, será la voz del Señor y el poder de Dios para salvación."

Aquí se nos enseña que la revelación continúa en la actualidad y que las palabras de los profetas modernos también forman parte de la voluntad del Señor para Su pueblo.

2. La Escritura como Fuente de Enseñanza

Pablo menciona que la Escritura es "útil para enseñar". En la Iglesia de Jesucristo, las Escrituras son la base de toda enseñanza y aprendizaje espiritual. En el Libro de Mormón, Nefi testificó:

"Y aconteció que yo, Nefi, exhorté a mis hermanos con diligencia a que guardaran los mandamientos del Señor. Y aconteció que los hice acordarse del Señor su Redentor." (1 Nefi 15:25)

Este principio se aplica a nuestra vida diaria. Al leer y estudiar las Escrituras con regularidad, obtenemos conocimiento divino que nos ayuda a afrontar los desafíos de la vida con fe y entendimiento.

Los líderes de la Iglesia nos han animado a sumergirnos en la palabra de Dios. El presidente Russell M. Nelson dijo:

"Sumérjanse en las Escrituras y en las palabras de los profetas vivientes. A medida que lo hagan, su testimonio será más fuerte y su conversión más profunda."

3. La Escritura como Fuente de Corrección y Redargüimiento

Pablo continúa diciendo que las Escrituras son útiles "para redargüir, para corregir". En un mundo donde las opiniones humanas varían constantemente, la palabra de Dios nos brinda un estándar moral inmutable.

El Señor ha declarado en Doctrina y Convenios 1:38:

"Lo que yo, el Señor, he dicho, lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasen los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda se cumplirá."

Este principio es clave en nuestra vida cristiana. Si bien el mundo cambia, la verdad de Dios permanece constante. La Escritura nos redarguye cuando nos desviamos del camino y nos corrige para regresar a la senda del Evangelio.

Un ejemplo claro de esto es la experiencia del profeta Alma con su hijo Alma el Joven. En Mosíah 27, se relata cómo Alma hijo estaba descarriado y trataba de destruir la Iglesia, pero fue redargüido por un ángel del Señor y, a través de su arrepentimiento, fue corregido y transformado en un poderoso siervo de Dios.

4. La Escritura como Instrucción en Justicia

El apóstol Pablo señala que las Escrituras nos instruyen "en justicia". La justicia en términos del Evangelio significa vivir de acuerdo con los principios de Dios. En el Libro de Mormón, Moroni enseñó:

"Y mediante el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas." (Moroni 10:5)

Al estudiar las Escrituras con fe y oración, recibimos instrucción divina que nos ayuda a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. En Doctrina y Convenios 88:118, se nos manda:

"Y, como os he dicho antes, enseñaos diligentemente... sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe."

Esto significa que nuestro aprendizaje espiritual debe ser constante y profundo. No basta con leer superficialmente; debemos aplicar lo aprendido en nuestra vida diaria.

5. La Escritura y la Preparación para Toda Buena Obra

Finalmente, 2 Timoteo 3:17 concluye que el propósito de las Escrituras es que el "hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". Este concepto de perfección no significa que debamos ser impecables, sino que debemos esforzarnos constantemente por seguir el ejemplo de Cristo.

El Salvador enseñó en Mateo 5:48:

"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto."

En la Iglesia de Jesucristo, entendemos que la perfección es un proceso que se logra mediante la gracia de Cristo, el arrepentimiento y la obediencia a las Escrituras. En 3 Nefi 12:48, el Salvador reiteró este mandamiento a los nefitas, mostrando que Su evangelio es el mismo en todas las épocas.

Conclusión: Aplicando 2 Timoteo 3:16-17 a Nuestra Vida

Estos versículos contienen principios esenciales que nos ayudan a mantenernos en el camino del Evangelio. Podemos aplicar su mensaje de las siguientes maneras:

1. Estudiar las Escrituras diariamente para recibir revelación personal y dirección en nuestras vidas.


2. Aceptar la corrección del Señor cuando nos desviamos y confiar en Su poder para guiarnos de regreso.


3. Buscar la justicia, aplicando los principios del Evangelio en nuestras decisiones diarias.


4. Prepararnos para servir a Dios mediante la fe y las buenas obras.



La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nos enseña que las Escrituras son la voz de Dios para nosotros. Al seguir sus enseñanzas, nos convertimos en verdaderos discípulos de Cristo, preparados para toda buena obra y con la esperanza de la vida eterna.


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