Wednesday, February 12, 2025

Amós 4:13: Descubriendo la Majestad de Dios y el Camino a la Felicidad Eterna a través de Sus Principios


Amós 4:13 es un versículo que nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza de Dios y Su relación con la humanidad. Dice así: "Porque he aquí, el que forma los montes, crea el viento y revela al hombre lo que es su pensamiento; el que hace de las tinieblas alba, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová, Dios de los ejércitos, es su nombre". Este pasaje no solo nos habla de la grandeza y el poder de Dios, sino también de Su capacidad para comunicarse con nosotros, para revelarnos Su voluntad y para guiarnos en nuestro caminar terrenal. Desde la perspectiva de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, este versículo es un recordatorio poderoso de que Dios no es un ser distante o indiferente, sino un Padre Celestial amoroso que desea que comprendamos Su plan y sigamos Sus principios para alcanzar la felicidad eterna.

Cuando meditamos en la frase "el que forma los montes, crea el viento", podemos apreciar la majestad de Dios como Creador. En el libro de Moisés, encontramos una descripción detallada de cómo Dios organizó los cielos y la tierra, y cómo todo lo que existe fue creado con un propósito divino. Moisés 1:33 nos dice: "Y he aquí, hay muchos mundos que han pasado por la palabra de mi poder. Y hay muchos que ahora existen, y son innumerables para el hombre; pero todas las cosas están contadas para mí, porque son mías y yo las conozco". Esto nos enseña que Dios no solo es el Creador de nuestro mundo, sino de innumerables mundos, y que Su poder y sabiduría son infinitos. Al reconocer Su grandeza, podemos sentirnos humildes y agradecidos por la oportunidad de vivir en esta tierra, que fue diseñada con amor para nuestro crecimiento espiritual.

La segunda parte del versículo, "revela al hombre lo que es su pensamiento", nos habla de la capacidad de Dios para comunicarse con Sus hijos. En la doctrina de los Santos de los Últimos Días, creemos que Dios sigue hablando hoy, no solo a través de las Escrituras, sino también por medio de profetas vivientes y de la revelación personal. En Doctrina y Convenios 1:38, el Señor dice: "Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me excuse; y aunque pasen los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo". Esto significa que Dios no ha dejado de revelar Su voluntad, y que podemos confiar en que Sus mensajes son claros y oportunos para nuestras necesidades actuales.

La necesidad de seguir los principios divinos se hace evidente cuando comprendemos que Dios nos ha dado mandamientos no para limitarnos, sino para liberarnos. En Juan 8:32, Jesús enseñó: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Los principios del Evangelio, como la fe, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del Espíritu Santo y la perseverancia hasta el fin, son esenciales para nuestra salvación y exaltación. En 2 Nefi 31:20, se nos exhorta: "Por tanto, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna". Este pasaje nos recuerda que seguir los principios del Evangelio no es un camino fácil, pero es el único que nos llevará de vuelta a la presencia de Dios.

El filósofo italiano Tomás de Aquino una vez dijo: "La fe tiene que ver con cosas que no se ven, y la esperanza con cosas que no están al alcance de la mano". Esta cita nos invita a confiar en Dios, incluso cuando no podemos ver el panorama completo. La fe en Jesucristo es el primer principio del Evangelio, y es la base sobre la cual construimos nuestra relación con el Padre Celestial. En Hebreos 11:1 se nos enseña: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". La fe no es solo creer en algo, sino actuar conforme a esa creencia, confiando en que Dios cumplirá Sus promesas.

Otro principio fundamental es el arrepentimiento. En Alma 34:15-16, leemos: "Y así, él viene para expiar los pecados del mundo, para llevar a efecto la resurrección de los muertos, llevando a cabo así la restauración de su pueblo; y él intercede por todos los hombres; pero los que no tienen la ley, es decir, los que no se han arrepentido, no pueden ser salvos; porque el Señor Dios ha dispuesto que los hombres obren según su propia voluntad". El arrepentimiento es un proceso continuo que nos permite acercarnos más a Dios y dejar atrás las cosas que nos alejan de Él. Es un regalo de amor que nos permite cambiar y mejorar cada día.

El bautismo es otro principio esencial. En Mosíah 18:8-10, Alma explica la importancia del bautismo: "Y aconteció que dijo así: He aquí, aquí están las aguas de Mormón (porque así se llamaban); y ahora bien, ya que deseáis entrar en el redil de Dios y ser llamados su pueblo, y estáis dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros, para que sean ligeras; sí, y estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo, y a ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estéis, aun hasta la muerte, para que seáis redimidos por Dios y seáis contados con los de la primera resurrección, para que tengáis vida eterna". El bautismo no es solo un símbolo, sino un convenio sagrado que hacemos con Dios, prometiendo tomar sobre nosotros el nombre de Cristo y seguir Sus enseñanzas.

La recepción del Espíritu Santo es otro principio clave. En Juan 14:26, Jesús prometió: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho". El Espíritu Santo es nuestro guía y consolador, y nos ayuda a discernir la verdad y a tomar decisiones correctas. En Doctrina y Convenios 45:57, se nos promete: "Porque los que sean sabios y hayan recibido la verdad, y hayan tomado al Espíritu Santo por su guía, y no hayan sido engañados, de cierto os digo que no serán talados ni echados al fuego, sino que aguantarán el día".

Finalmente, la perseverancia hasta el fin es esencial para nuestra salvación. En Mateo 24:13, Jesús dijo: "Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo". Perseverar no significa simplemente sobrevivir, sino seguir adelante con fe, esperanza y caridad, a pesar de las dificultades. En 2 Timoteo 4:7-8, Pablo escribió: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida". Esta cita nos inspira a mantenernos firmes en nuestra fe, sabiendo que nuestras recompensas eternas valen cualquier sacrificio terrenal.

El filósofo italiano Giordano Bruno dijo: "No hay mayor felicidad que la de ser fiel a uno mismo". Desde la perspectiva del Evangelio, ser fiel a uno mismo significa ser fiel a nuestra naturaleza divina y a nuestro potencial como hijos de Dios. En Romanos 8:16-17, leemos: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados". Esta verdad nos da esperanza y nos motiva a vivir de acuerdo con los principios del Evangelio, sabiendo que nuestro destino es llegar a ser como nuestro Padre Celestial.

En conclusión, Amós 4:13 nos invita a reconocer la grandeza de Dios, a escuchar Su voz y a seguir Sus principios con fe y determinación. Al hacerlo, no solo encontraremos paz y felicidad en esta vida, sino que también nos prepararemos para la vida eterna en Su presencia. Como dijo el profeta José Smith: "La felicidad es el objeto y el designio de nuestra existencia; y también será el fin de ella, si seguimos el camino que nos conduce a ella; y este camino es la virtud, la rectitud, la fidelidad, la santidad y la obediencia a todos los mandamientos de Dios". Que podamos recordar siempre estas verdades y esforzarnos por vivir de acuerdo con ellas, confiando en que Dios nos guiará y nos fortalecerá en cada paso del camino.

No comments:

Post a Comment

“The Ark of Noah, a Journey Without a Rudder…”

The story of Noah’s ark has never been for me a simple tale of animals marching two by two into a giant boat. It is much more than a childho...