La vida humana está llena de pruebas y desafíos que, en muchos momentos, parecen superar nuestras fuerzas. Sin embargo, al adoptar una perspectiva celestial y recordar nuestra relación con Dios y el propósito eterno que Él tiene para nosotros, podemos entender que, aunque las dificultades parezcan insuperables, siempre estamos rodeados por la gracia y el amor divinos, que nos permiten superarlas.
El pensamiento celestial y los desafíos terrenales
En el contexto de la filosofía alemana, dos filósofos importantes nos ofrecen ideas que, aunque se originan en una perspectiva humana, se alinean con las enseñanzas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) sobre las pruebas y el sufrimiento. Immanuel Kant, por ejemplo, nos habla de la importancia de la autonomía humana y la dignidad frente a la adversidad. Aunque su pensamiento se aleja de la cosmovisión religiosa, su énfasis en la fuerza interior y la capacidad humana para enfrentar el mal puede resonar con nuestra enseñanza de que podemos superar cualquier desafío a través de la fe y el esfuerzo.
Por otro lado, Friedrich Nietzsche, en su obra "Así habló Zaratustra", enfatiza la importancia de abrazar las pruebas y dificultades de la vida. Nietzsche propone que el sufrimiento, si se afronta correctamente, puede ser un medio para llegar a una existencia más profunda y significativa. Esta filosofía de abrazar la lucha por el crecimiento personal puede interpretarse de manera similar a la doctrina SUD de que nuestras pruebas son una oportunidad para fortalecer nuestra fe y desarrollar nuestro carácter.
Sin embargo, la diferencia fundamental entre los pensamientos de Kant y Nietzsche y las enseñanzas de Jesucristo es que, como Santos de los Últimos Días, sabemos que nuestras luchas tienen un propósito eterno. Dios no solo nos da la capacidad para enfrentar nuestras pruebas, sino que las utiliza para guiarnos hacia una vida eterna con Él.
Escrituras que nos enseñan a ver más allá de las dificultades
La doctrina SUD nos ofrece numerosas escrituras que nos invitan a ver más allá de las dificultades temporales, buscando una perspectiva celestial. Estas escrituras nos recuerdan que las pruebas no son un castigo, sino una oportunidad para aprender y crecer. A continuación, presento seis escrituras que ilustran este principio:
1. Moroni 7:47-48: "Pero he aquí, dijo el Señor: No es este el tiempo de un juicio sobre vosotros; mas si no sois hallados dignos, estaréis condenados ante Dios. Y ahora bien, los que no tienen amor, no conocen a Dios; porque Dios es amor. Y los que permanecen en Él son perfectos, como Él es perfecto." Esta escritura nos recuerda que, independientemente de las pruebas que enfrentemos, el amor de Dios es una constante que nos permite resistir y crecer.
2. 2 Corintios 4:17-18: "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." El apóstol Pablo nos anima a mirar más allá de las dificultades temporales y enfocarnos en lo eterno, tal como nos enseña la perspectiva celestial.
3. Doctrina y Convenios 121:7-8: "Y si sois llamados a pasar por tribulación, el Señor os fortalece y os da paciencia. Vuestra tribulación será por un poco de tiempo." Esta escritura es un recordatorio de que nuestras pruebas no son eternas y que el Señor nos proveerá de la fortaleza necesaria para superarlas.
4. Alma 36:3: "Y yo, hijo mío, quiero que recuerdes que hay que tener fe en Cristo; y si tienes fe, tendrás esperanza y si tienes esperanza, tendrás una eterna vida." En esta escritura, el profeta Alma nos enseña que la fe en Cristo nos proporciona esperanza, lo que nos permite ver más allá de las dificultades y enfocarnos en la vida eterna.
5. 2 Nephi 2:11: "Porque es necesario que haya una oposición en todas las cosas. Si no fuera así, la justicia no podría ser, ni la misericordia, ni la existencia misma." Este versículo nos enseña que las pruebas y las dificultades son parte esencial del plan de Dios para el crecimiento y la felicidad eterna.
6. Éter 12:27: "Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Pero he aquí, les doy a los hombres debilidad, para que sean humildes; y mis debilidades son grandes, pero es por el poder de Cristo que soy fuerte." Esta escritura nos recuerda que nuestras debilidades y desafíos son oportunidades para acercarnos a Cristo, quien nos da la fortaleza para superarlos.
Pensamiento celestial en nuestra vida diaria
El pensamiento celestial no solo se refiere a la perspectiva que adoptamos frente a las pruebas, sino también a la manera en que vivimos nuestras vidas cotidianas. Al adoptar una visión celestial, somos capaces de entender que nuestros esfuerzos y desafíos son parte del plan eterno de Dios. Esta comprensión nos permite tener una paz duradera, incluso en medio de las tormentas de la vida.
En la vida diaria, cuando nos enfrentamos a dificultades que parecen sobrepasarnos, es fundamental recordar que no estamos solos. Dios nos ha dado herramientas, como la oración, el estudio de las escrituras y la compañía del Espíritu Santo, para ayudarnos a superar cualquier obstáculo. De igual manera, nuestras pruebas y dificultades son una oportunidad para fortalecer nuestra relación con Él y con nuestros hermanos y hermanas en la fe.
El pensamiento celestial también nos invita a considerar que nuestras luchas no son solo para nuestro propio beneficio, sino que a través de ellas podemos ayudar a otros. Al enfrentar nuestras propias dificultades con fe, paciencia y esperanza, podemos ser una fuente de inspiración y apoyo para aquellos que también atraviesan momentos difíciles.
Conclusión
Al adoptar una perspectiva celestial, podemos ver más allá de las dificultades y encontrar paz y esperanza en la promesa de que nuestras pruebas tienen un propósito divino. La filosofía de Kant y Nietzsche nos ofrece una visión interesante sobre la capacidad humana para enfrentar la adversidad, pero las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo nos dan la esperanza de que, con Su ayuda, podemos superar cualquier desafío. Al mirar hacia el futuro con fe y esperanza, recordemos que las dificultades de esta vida son solo temporales, y que, a través de ellas, podemos acercarnos a Dios y prepararnos para la vida eterna con Él.
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