Al reflexionar sobre mi camino hacia el descubrimiento de la verdad acerca de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, un versículo se destaca como una piedra angular de mi fe. No es solo un versículo, sino un testimonio de cómo llegué a saber por mí mismo que esta Iglesia es la verdadera iglesia sobre la tierra. La experiencia de José Smith, tal como se registra en José Smith—Historia 1:13, resuena profundamente en mí:
"Al fin llegué a la conclusión de que debía permanecer en tinieblas y confusión, o hacer como dice Santiago, es decir, pedir a Dios. Al fin llegué a la determinación de 'pedir a Dios', concluyendo que si Él daba sabiduría a los que carecen de sabiduría, y la da generosamente, y no reprende, yo podría aventurarme."
Este versículo relata el momento decisivo de José, un momento que cambió no solo su vida, sino el curso de la historia humana. También refleja mi propio viaje espiritual, y quiero compartir cómo este principio—pedir a Dios—me sacó de la oscuridad y confusión espiritual y me condujo a la luz del evangelio restaurado.
De la Duda a la Oscuridad
Hubo un tiempo en mi vida en el que me sentí completamente perdido. El mundo a mi alrededor parecía lleno de confusión y de ideas en competencia, y no podía encontrar ningún sentido de propósito o verdad. En ese momento, mis dudas sobre la existencia de Dios se volvieron tan grandes que finalmente dejé de creer que Él era real.
Vagué en esta oscuridad espiritual durante años, sintiéndome solo y sin dirección. Mis luchas me consumían, y no sabía a dónde ir en busca de ayuda. Un día, alguien compartió un versículo conmigo que plantó una pequeña semilla de esperanza en mi corazón.
Era Santiago 1:5:
"Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no le reprocha; y le será dada."
Ese versículo se quedó conmigo. Era simple pero profundo: podía pedirle directamente a Dios. Pero a pesar de escuchar este versículo y su promesa, resistí actuar en consecuencia. La idea de orar me parecía ajena. ¿Cómo podría orar a un Dios en el que ya no creía?
Una Invitación a Orar
Con el tiempo, varias personas me animaron a orar. Me decían que Dios me amaba y quería escucharme. Me prometieron que si oraba con real intención, podría sentir Su amor y recibir respuestas a mis preguntas.
Aun así, dudaba. Mis temores seguían frenándome. Un día, tuve una conversación profunda y significativa con mi padre. Escuchó mis miedos e incertidumbres y me animó a orar.
"¿Por qué no intentas?" me dijo. "¿Qué tienes que perder?"
Algo en sus palabras me tocó profundamente. No me estaba presionando ni exigiendo que creyera; simplemente me invitaba a dar un paso.
Mi Primera Oración
Esa noche, después de mi conversación con mi padre, decidí orar. Por primera vez en años, me arrodillé y abrí mi corazón a Dios. Mi oración fue sincera y honesta:
"Dios, si estás ahí, si me conoces, por favor, muéstrame. No sé qué creer, pero quiero saber si eres real. Por favor, ayúdame."
Tan pronto como terminé, sucedió algo milagroso. Un sentimiento de paz y calidez llenó mi corazón. No fue algo dramático ni abrumador, pero era innegable. En ese momento, me sentí conocido y amado de una manera que no podía explicar.
Supe que Dios me había escuchado. Él era real, y le importaba. Esa oración marcó el punto de inflexión en mi vida.
Descubriendo el Evangelio Restaurado
No mucho después de esa oración, conocí a misioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ellos compartieron conmigo la historia de José Smith y la Restauración. Mientras hablaban sobre la experiencia de José en el Bosque Sagrado, sentí esa misma paz y calidez que había sentido durante mi oración.
Los misioneros me invitaron a leer el Libro de Mormón y a orar sobre él, y acepté con entusiasmo. Mientras leía sus páginas, el Espíritu me confirmó que era verdadero. Las enseñanzas del Libro de Mormón eran exactamente lo que necesitaba: respondían mis preguntas y me daban un sentido de propósito y paz.
Pero el verdadero punto de inflexión llegó cuando tomé acción. Me di cuenta de que, si realmente quería saber si el Libro de Mormón era la palabra de Dios, necesitaba actuar en consecuencia. Con la ayuda de los misioneros, tomé la decisión de bautizarme.
Un Padre Amoroso y una Decisión que Cambió Mi Vida
Fue durante este tiempo que comencé a sentir, más que nunca, el amor de un Padre Celestial. Siempre había creído en el concepto de una figura paternal amorosa, pero fue mientras me preparaba para el bautismo que realmente comencé a entender lo que significaba tener un Padre Celestial que me amaba profundamente. Esta comprensión me dio el valor y la fuerza para seguir adelante.
Cuando me bauticé, sentí una sensación abrumadora de paz y alegría que nunca antes había experimentado. No fue solo un gesto simbólico; fue el comienzo de una nueva vida, una vida en la que podía sentir la presencia de Dios en mi día a día.
Treinta Años de Testimonio
Ahora, treinta años después, puedo decir con confianza que el Libro de Mormón es verdadero. He visto cómo sus enseñanzas han transformado mi vida, acercándome a Cristo y ayudándome a navegar los desafíos de la vida con fe y esperanza. También sé que José Smith fue un profeta de Dios, escogido para restaurar la plenitud del evangelio en la tierra.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la verdadera Iglesia de Cristo sobre la tierra, y lo sé con todo mi corazón. Esta Iglesia me ha acercado a Jesucristo de una manera que nunca hubiera imaginado, y sigue guiándome cada día.
Una Invitación para Ti
Si te sientes perdido, incierto, o incluso dudoso acerca de Dios, quiero que sepas que hay una salida a esa oscuridad. Yo he estado allí, y sé lo difícil que puede ser. Pero también sé que Dios es real, y Él está esperando que te acerques a Él.
Te invito a hacer lo que hizo José Smith—y lo que hice yo—pedir a Dios. Aunque no estés seguro de si Él está allí, da ese paso de fe. Ora con sinceridad, y confía en que Él te responderá.
Aquí te dejo cómo puedes comenzar tu camino:
1. Ora Sinceramente: Busca un lugar tranquilo donde puedas abrir tu corazón a Dios. Comparte tus dudas, preguntas y esperanzas.
2. Estudia las Escrituras: Lee el Libro de Mormón y la Biblia. Estos textos sagrados son herramientas poderosas para recibir inspiración y respuestas.
3. Escucha al Espíritu: Presta atención a los sentimientos de paz, claridad y amor. A menudo, de esta manera Dios se comunica con nosotros.
Un Testigo de la Restauración
Mi testimonio del evangelio restaurado se ha edificado sobre la base de pedir a Dios y recibir una respuesta. Sé que Él vive. Sé que nos ama y escucha nuestras oraciones. Y sé que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es Su verdadera iglesia, restaurada en la tierra para nuestro tiempo.
No tienes que seguir en oscuridad y confusión. A través de la fe y la oración, puedes encontrar la luz y la verdad que buscas. Dios está esperando que tomes ese primer paso. ¿Vas a pedirle? Tu camino hacia la paz y el propósito puede comenzar hoy.
Publicado por Marvin Flores con ayuda de IA.
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